Relatos de Coaching

Capítulo 3. Haciéndome a la Idea

Las reuniones con mi coach están siendo reconfortantes. Son como el aire fresco que te roza la cara en los días de calor. No sé cómo explicarlo de otra forma. Me está ayudando mucho hablar con una experta en reorientación profesional. 

Me ayuda porque hablo, pienso,  descubro y tomo decisiones. Me estoy conociendo mejor y, lo más importante es que me estoy haciendo a la idea de mi nueva situación. Estoy empezando a aceptarlo.

Me ha costado mucho abrir los ojos para darme cuenta del lugar en el que estoy ahora. Me gustaría decir que soy el mismo de antes, pero no es verdad. Ahora soy otra persona y me siento otra persona. Ya no tengo coche de empresa, no tengo privilegios. Sin privilegios la vida se ve de otra manera, de otro color. No es lo mismo disponer de una buena plaza de garaje que tener que buscarla. Me miran como uno más. Eso se nota. Se percibe. Cuando tienes poder y responsabilidad sobre tanta gente... te respetan, te saludan con afecto, te ceden el paso, todo son facilidades. Ahora eso se acabó y viendo la situación del mercado de trabajo actual, siendo realista, no es fácil que eso se vuelva a dar. Sé que he perdido oportunidades de desarrollo personal y profesional, sobretodo en la parte más técnica. Mi inglés es un desastre, lo oigo pero no lo entiendo bien. Teníamos facilidades en la empresa para aprenderlo, pero con mi puesto, no era necesario y no lo utilizaba. Además, para qué saber inglés con una secretaria que conoce al dedillo cinco idiomas.

Ahora me doy cuenta de que la empresa no es mía. El negocio era de otro. Darte cuenta de eso duele. Aún me cuesta desvincularme mentalmente de la empresa, los amigos, los compañeros, las horas de trabajo, las reuniones, los viajes, los privilegios… Muchas veces sigo estando allí mentalmente. En mis sueños me veo trabajando en mi despacho, amplio, cómodo, bien iluminado…

No sólo sé que mi situación ha cambiado, también lo asumo. He tenido que ir a la cola del paro para regularizarla. Tengo derecho a desempleo y a las cotizaciones correspondientes durante dos años. Menos mal. Necesito tiempo y necesito el dinero. Tengo tres hijas. Mi mujer tiene un buen salario pero con lo que ella cobra no llegaríamos a fin de mes si nos mantenemos así mucho tiempo. La hipoteca, los colegios, los suministros, la comida… Me estoy dando cuenta de lo rápido que pasan los meses y lo rápido que baja nuestra cuenta bancaria. Hemos tenido que reducir gastos, todo lo posible. Lo que no queremos es reducir el gasto de la educación de las niñas. Es nuestro legado para ellas y se lo merecen porque trabajan duro para conseguir buenos resultados. Tengo que encontrar rápido opciones para seguir mi camino profesional. 


 2087,    29  Sep  2015 ,   Dejar Mi Empresa, Dejar Mi Vida por M. Cobreros
Miriam Cobreros

Coach Profesional Ejecutivo Certificado

Cerfiticación Oficial AECOP CP40

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