Los trabajadores y trabajadoras sociales realizan su actividad profesional en instituciones públicas y privadas: asociaciones, fundaciones, universidades, organismos internacionales, administraciones públicas, etc.
La trabajadora y el trabajador social se ocupan de tareas cuyo objetivo es lograr el bienestar social y la defensa de los derechos humanos a través de la elaboración de planes de desarrollo, la gestión de programas de ayuda y la administración de fondos destinados a fomentar la igualdad y justicia social. Para ello se establece un diagnóstico de situación (del ámbito competencia de los trabajadores sociales en cuestión) y se organizan los recursos humanos, técnicos y financieros que provengan que las instituciones públicas o privadas, ya sean nacionales o internacionales, al objeto de conseguir los resultados perseguidos.
Su ámbito de actuación es diverso como enseñanza, salud, justicia, empresa, vivienda, servicios sociales o formación y asesoramiento técnico.
Como agentes de cambio social para la consecución de mejoras destinadas al bienestar, contribuyendo al desarrollo y cohesión social, las competencias necesarias para enfrentarse con éxito a la solución de las tareas relacionadas pasan por la habilidad negociadora, la asertividad en la comunicación, empatía, capacidad de iniciativa y la resiliencia.
El coaching como disciplina de aprendizaje intrapersonal para el desarrollo personal, profesional y la mejora contínua, se presenta como técnica de utilidad práctica tanto en el propio desarrollo del profesional en trabajo social como en el desarrollo de las personas con las que se relaciona el trabajador o trabajadora social.