Relatos de Coaching

Capítulo 12. En Comisaría

La miré a los ojos. Sus ojos mostraban templanza, seguridad y cortesía. Tenía una mezcla de amabilidad y de firmeza en su mirada y sus palabras. Asintió y comenzó a explicarme la situación en la que, de repente, me encontraba.

   -Lolo formaba parte de una red de narcotraficantes Brasileños que utiliza Lisboa como puerta de entrada a Europa. La nueva droga sintética que están introduciendo llamada “yeswecan” causa graves trastornos neurológicos. Los efectos que busca el que la compra es sentir que puede con todo, de ahí su nombre.  Su objetivo son profesionales de grandes empresas. Establecen contactos con directivos y mandos intermedios de las empresas para hacer mercado. Les convencen con la idea de que se trata de un avance médico en vías de legalización que incrementa la competitividad de las empresas al incrementar el sentimiento de pertenencia y compromiso. También han pretendido negociar con farmaceúticas al objeto de introducir la droga legalmente. Es muy peligroso porque la droga está presentada en lo que parecen pequeñas chocolatinas en sobres individuales. Lo que le diferencia del chocolate es que tiene cierto tono verdoso, pero la textura, el olor y el gusto es el mismo.

   -Lamento decirle que sigo sin entender qué tiene que ver todo esto conmigo o con Sofía. Conocía a Lolo, pero mi trabajo en Celéxion consiste en llevar la jefatura de Finanzas y Control de Gestión y nunca he oído nada parecido.

   -Entiendo su impaciencia, créame, pero necesito que escuche todo lo que tengo que decirle y entenderá el porqué.

   -La escucho.

   -Como le decía, se trata de una droga peligrosa, entre otras cosas, por lo apetecible de su presentación. Por eso, estamos coordinándonos con la policía de Lisboa que se encarga de la operación allí. Sofía está implicada porque es confidente para la policía de Lisboa.

   -¿Qué? ¿Sofía?

   -Como sabe, la empresa que dirige es de logística aeroportuaria. Debido a eso tiene información más que relevante para nosotros y para nuestros colegas de Lisboa. Su mujer ha sido una pieza clave en el descubrimiento de todo el entramado.

   -Si sabían eso… ¿por qué no me lo dijeron ayer?

   -Entenderá, señor Baute, que ésta información es confidencial y peligrosa. No es algo que todos sepamos ni que todos tengamos que saber.

Mi tono de voz se endureció.

   -¿Por qué me lo dicen ahora?

Su compañera entró con el vaso de agua prometido varios minutos antes. Nos miró y se sentó frente a nosotros. Se mantuvo a la espera, observando y escuchando.

El tono de la policía se suavizó y, por primera vez, pronunció mi nombre.

   -Pedro, la policía de Lisboa se ha puesto en contacto con nosotros porque no son capaces de contactar con Sofía. Temen por su vida.

Lo que estaba escuchando parecía irreal, como en un mal sueño. Las palabras que pronunció la agente se repitieron en mi mente. Ahora las oía hablar entre ellas, como si estuvieran lejos aun estando, allí mismo, a mi lado.  Vi como quien me había traído el vaso de agua salió cerrando la puerta tras de sí.

   -Perdone…, disculpe…, ahora no puedo recordar su nombre.  Todo esto que me está contando me resulta imposible.

   -Puede llamarme Alejandra, señor Baute.

   -Alejandra, ¿no se habrán equivocado ustedes de persona?

   -Entiendo que necesite un tiempo para asumirlo, pero es precisamente eso de lo que ahora carecemos. Puedo decirle que estamos haciendo todo lo posible para localizar a su esposa pero nuestros intentos han sido infructuosos. Sabemos que hoy a las 8:50 cogió un vuelo para Lisboa. Allí le perdimos la pista. Sabemos que la están buscando sobre el terreno.

   -¿Qué puedo hacer yo?

   -¿Sabe si tiene conocidos en Lisboa, amigos, algún familiar con el que Sofía haya podido contactar?

   -Deje que lo piense… Hay una persona, Aurora. Es una amiga con quien me ha contado que suele quedar. Trabaja también en su empresa. Según me dijo, Aurora dirige el Departamento de Operaciones.

   -Gracias. Lo comunicaremos a Lisboa. Han pasado pocas horas desde que en Lisboa perdieron el contacto con Sofía, de modo que aún puede ser que ella se ponga en contacto y todo quede en una falsa alarma.

   -Me gustaría estar un rato a solas. Quiero llamarla al móvil y escribirla un whatsapp.

   -Por supuesto, le esperaré fuera.

La agente de policía salió de la sala entornando la puerta. Cogí mi móvil y llamé a Sofía desesperado por oír su voz. El timbre de llamada sonó hasta agotarse, a Sofía nunca le habían gustado los buzones de voz. Acto seguido, le envié un whatsapp. Según pude comprobar, llegó a su destino pero no fue leído.  La policía entró en la sala.

   -Señor Baute, puede ser que ella no tenga el móvil cerca para responderle.

   -Tengo que salir de aquí ahora, necesito ir a Lisboa.

   -Claro, le llevaremos a casa. Estaremos en contacto con usted.

Un compañero me acercó a casa. Una vez allí, quiso acompañarme hasta la puerta por lo sucedido momentos antes en mi apartamento, pero no le dejé. Quería pensar en todo lo sucedido y planificar mis pasos a solas. Si algo había aprendido con Adriana es que planificando resultaba más fácil conseguir los objetivos que te propones. 


 1262,    18  Jun  2015 ,   Perspectiva Vital por Miriam Cobreros
Miriam Cobreros

Coach Profesional Ejecutivo Certificado

Cerfiticación Oficial AECOP CP40

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